martes, 6 de noviembre de 2012

Los ignorantes o quien tiene un amigo tiene un tesoro


Publicado en castellano por La Cúpula, Los Ignorantes,  nos cuenta una relación entre dos amigos que aprenden uno del  otro sobre temas de los que son totalmente ignorantes (el cómic y la viticultura). De entrada parece un poco pesado,  pero el diálogo entre amigos  permite al lector aprender funcionado como una guia pera neófitos en estos temas. La lectura es muy amena y en mi caso, me llevó a  acabar el  libro de un solo golpe.  
La tecnica narrativa de  Etienne Davodeau es brillante!. Este tebeo mezcla el estilo  autobiográfico  con  la comedia de situaciones acompañados de citas de otros  autores  del cómic como Lewis Trondheim en modo de cameo.  Los Ignorantes,  no deja al lector indiferente. Su  lectura pida  con  unos dibujos que dejan sentir la  fuerza de la  naturaleza en la que crece la parra que nos dará nuestro amado vino y la pasión por los  dibujos con bocadillos. La sensación global es que la pasión  por algo, va emparejada con la sinceridad, en el mundo de los protagonistas. Mientras lo leía recordé esas noches con los amigos que pasas en blanco hablando de mil cosas  degustando un Castelgandolfo (menudo sacrilegio para los protagonistas de este cómic!). Gracias amigos por haber sido mis guías en tantas cosas en las que era un verdadero ignorante! Volviendo a nuestro cómic qué lastima que no existan bibliotecas públicas de vinos para así terminar de entender las sensaciones tan palpables en la historia de Los Ignorantes

jueves, 24 de septiembre de 2009

Tamara Drewe, la esencia del folletín ingles



La novela gráfica Tamara Drewe es la versión completa de la serie de ficción del mismo nombre publicada por Possy Simmonds en The Guardian y ha sido editada en español por Sin sentido. Tamara Drewe fue una de las sensaciones del último festival de Anguoleme y de hecho fue distinguida como esencial. La serie trata de ser un retrato social de la Inglaterra de hoy inspirándose muy libremente en novela clásica de Hardy, “Lejos del Mundanal Ruido” con la que guarda alguna similitud argumental, pero no la misma intención. Tamara Drewe narra los efectos de una chica moderna con su indispensable cirugía estética, su trabajo en un tabloide ingles y un gran desparpajo sobre una pequeña comunidad.  Tamara complica todas las relaciones en una pequeña residencia de escritores vecina a su casa. Como a la protagonista de Hardy no le faltan pretendientes a nuestra chica . Con un estilo narrativo que mezcla el texto libre con viñetas y un narrador cambiante,  la serie tiene un ritmo trepidante con un grafísmo muy depurado y mucho estilo. El gusto de Tamara por una estrella de rock retirada y su identificación icónica como la imagen del triunfo en nuestra sociedad actual, despiertan en las chicas del pueblo una fascinación enfermiza. Todo conduce a un desenlace paroxístico que protagonizan las pobres chicas del pueblo, que con su levedad y desesperanza, son verdaderamente conmovedoras, haciéndonos perdonar su gamberrismo. La loca admiración de estas chicas por Tamara y su novio se nos muestra como un signo de nuestro tiempo (todos queremos ser periodistas y estar en el centro de los focos con nuestra liposucción apurando la cintura). Frente a ellas, Tamara, los escritores y su novio quedan con verdaderas alimañas de la vida adulta. De ellos, solo se salva Tamara a través de la redención del amor, por un joven de innegable fidelidad y clara vocación campestre, claramente inspirado en el personaje masculino principal de Hardy. Pero todo esto es un divertimento que cubre la verdadera historia que no es otra que un crimen sin autor que deja al lector ser por un momento ser un Hercule Poirot buscando el sempiterno mayordomo responsable de todas fechorías del mundo. Así al terminar la lectura se agradece el buen entretenimiento, pero no dejas de tener la sensación de haberte leído una novela de Ágatha Christie. Definitivamente los británicos son los maestros de la novela de detectives encubierta.  No os contaré quien es el mayordomo de Tamara Drewe

viernes, 19 de junio de 2009

Taniguchi, la infancia revisada










La edición en castellano de la obra de Jiro Taniguchi por Ponent Mon ( El Almanaque de mi padre, Un barrio lejano, El olmo del Cáucaso) nos muestra un autor que explora, a manera de viaje fantástico, la infancia y las delicadas relaciones padre-hijo. La mayoría de sus historias nos muestran el pasado del protagonista buscando comprender la conducta de sus padres, con los retazos que le deja su memoria. En "El Almanaque de mi padre", un chico busca entender la desaparición de su padre en el funeral de su madre. En un "Barrio Lejano", el protagonista inexplicablemente vuelve a vivir la infancia, pero sin dejar de ser adulto, pero no logra evitar un hecho fundamental de su infancia. Las historias de Taniguchi trabajadas con viñetado convencional para el manga y un trazo muy realista, nos transportan y atrapan en el Japón de los sesenta que todavía arrastraba la marca de la posguerra. Su ritmo pausado y la mirada crítica sobre el mismo protagonista nos obligan a proseguir la lectura. El autor logra una sensación de suspense poco habitual para una historia de padres e hijos. El trazo es bello, sobretodo al mostrar a las madres de los protagonistas, un poco idealizadas, como siempre han sido vistas las mamás por los niños. También destacan las escenas de comidas familiares que huelen a té verde. Al final, la historia nos lleva siempre por el eterno derrotero, los actos incomprensibles de nuestros padres son el producto de las imperfecciones de la vida adulta, que también están presentes en nuestras propias vidas de mayores. Todo adulto que de niño haya pasado por la absurda separación de sus padres no será indiferente a las historias de Taniguchi

jueves, 30 de abril de 2009

El comic, tan local y tan universal




Siempre he asumido que el comic es un lenguaje universal cuyas claves están en una forma de organizar el pensamiento presente en todos los hombres desde que iniciaron sus primeras andanzas allá en la cueva de Altamira narrando con imágenes su relación con el medio. Sin embargo, llevo tiempo pensando en las características de la sociedad donde se desarrolla el comic permean directamente en este. Este influjo permite crear una obra que es a la vez muy local, pero que por su lenguaje tiene una vocación universal. Así cuando leemos un manga por primera vez, después de adaptarnos al sentido de la lectura y a los elemento visuales característicos, entramos en su mundo, sin requerir mayores explicaciones. Toda una magia de globalización con el perdón de los altermundialistas. A pesar de esto creo que existe un elemento de identificación de una cultura con sus comics , haciéndolos propios y descriptivos de los elementos mas sutiles de esta. Así entendido me doy cuenta porque cuando mi madre me regalo un Mortadelo y Filemon, no entendía cosas que solo he podido comprender cuando me ha tocado vivir en España. Lo de Filemon afeitándose mientras espera un pincho de tortilla en un bar es difícil de comprender para un niño caraqueño. Así , Mortadelo y Filemon son una esencia hispana. Lo mismo ocurría con Condorito, había algo debajo que describía otra materia, que definía la sociedad en que se desarrolla tan estrambótica como en Mortadelo y tan distinta a la vez. Siguendo esta linea sabes que Asterix y Obelix contienen muchos gags alusivos a la cultura francesa y que la revista MAD y las series de superheroes son una fantasía americana (de norte como diría mi profesor de historia). Nada tan argentino como una niña psicoanalizada descrita por un andaluz. Lo curioso de todo es que a pesar de tanta carga cultural el resultado final sigue siendo compresible para todos. Falta saber que pasará en el futuro. Preservará el comic esta formula mágica secreta o de disolverá todo en la homogeneidad. Me lo contaran mis hijos---

lunes, 9 de marzo de 2009

Watchmen, vacío posmoderno


Después de Sin City, 300 y Spirit, se estrena en estos días Watchmen tantos comics llevados al cine me hacen temer por lo que se trae entremanos Spilberg con Tintin. Como siempre en estos casos aparecerán sesudos ensayos comparativos original vs. versión cinematográfica. Esta vez creo que no defraudará nada watchmen en el cine porque para mi el comic original es "much ado about nothing" como decía en mi critica de hace 2 años:

Si bien Allan Moore en algunos de sus guiones logra crear historias novedosas que atrapan al lector en muchas otras no deja de ser un autor excesivamente pretensioso que no parece saber si lo que desea ser es un novelista. La verdad es que leer los segmentos de textos incluidos en las historietas en las que interviene Moore es muy tedioso para el lector de cómic que busca la experiencia del relato gráfico. Si se quiere leer para eso están las novelas, además a veces estos textos son largos, repetitivos, de baja calidad y aportan poco al desarrollo de la trama. Un cómic de adultos no tiene que robar nada a la escritura, tiene valía por si solo.
Watchmen es un claro representante de esta forma narrativa en la que se quiere disfrazar una absurda historia de superhéroes de algo mas, dándole un barniz intelectual y pretendiendo una falsa trasgresión. No es que el genero de superhéroes sea despreciable, es una gran fantasía americana como las películas del oeste con sus grandes momentos y sus bellísimos “revivals”. Pero las pretensiones vacías del postmodernismo hacen de Watchmen un monumento al aburrimiento, un cómic de acción con que se pierde en el palabrerío. Existe en toda la obra la pretensión de querer decir algo, pero es evidente que no se dice nada. El trabajo gráfico es bueno y la experimentación con el color es muy interesante, pero la secuenciación del serie deja lagunas y recortes poco logrados. Pero la parte gráfica no salva a la historia y como mucho de lo hecho bajo el influjo de la posmodernidad con el tiempo será evidente que la novedad no era tal y que siempre fue mejor el “real stuff”. Sorprende mucho que Watchmen sea considerado como uno de los hitos del cómic de los años 90, pero quizás esta sea la razón de la decadencia del genero de superhéroes en los últimos años. En mi opinión si Watchmen es imitado solo se logrará un gran salto hacia la vacuidad

domingo, 25 de enero de 2009

Tintin, 80 años no son nada…


Se cumplen 80 años de la publicación de “Tintin en el país de los soviets” que inicia la saga más paradigmática del comic europeo y define el estilo de la línea clara. Este aniversario me motiva a escribir unas lineas sobre Tintin y Hergé en mi blog. Esta vez no esperen de mi un análisis del comic exponiendo sus virtudes, ni una diatriba revisionista, tan de moda, para calificar a Hergé de reaccionario, eurocentrista y fascista. Sólo les diré que los hechos posteriores de la historia han dado la razón a muchos de los planteamientos vistos en las entregas finales de Hergé. Tampoco me dedicaré a discutir la inclinación sexual de un ser asexuado como Tintin. Por supuesto nunca se me ha ocurrido que Tintin sea gay, pero en su mundo de aventuras, las mujeres serían una distracción innecesaria; si te gustan las aventuras con mujeres tienes al 007. Mi opinión sobre Tintin es mucho más visceral y sólo puedo decir lo que Don Luis Romero contestó una vez cuando se le preguntó por qué le gustaba tanto “Casablanca” y se limitó a decir con su profundo acento andaluz antiguo “Obraaa Maaestraaa”.
Hoy voy a contarles lo que significa Tintin para mi. Tintin fue el primer comic que me enganchó en mi vida y me abrió las puertas a todo lo que he leído posteriormente, por supuesto Hergé fue el dibujante que quise emular durante toda mi infancia. Todavía recuerdo a mi abuelo con su grandes orejas regalándome una navidad cuatro libros de Tintin, todo un tesoro en un país periférico donde la lectura de un tebeo europeo era un esnobismo. Le estoy eternamente agradecido.
Creo que me leí “Tintin en el Tibet”, “La Isla Negra”, “Tintin en el pais del oro negro” y “El Loto Azul” veinte veces cada uno, en el siguiente mes. De más está decir que tuvo buen gusto el abuelo Pancho al escoger porque los cuatro siguen estando entre mis favoritos. Poco a poco por préstamos y más regalos logré leer la colección completa, salvo el primero que solo pude leer a los 20 años. Tintin y sus amigos se convirtieron en protagonistas de mi vida. Así que cuando suena el teléfono por un número equivocado espero siempre que pregunten por la carnicería Sanzot, no puedo pensar en una cantante de opera sin recordar a la estruendosa Bianca Castafiore, los policías me parecen todos unos Hernández y Fernández, todos los vendedores de seguros son unos Serafines Latón y alguna vez he soñado con compartir una bola de güisqui Loch Lomond en un cohete sin gravedad con el capitan Haddock. También me asombré con todo el mundo que me mostró Tintin en sus aventuras, con él oí por primera vez de cosas como el Tibet, la invasión japonesa a la china, el conflicto arabe-israelí, el tráfico de armas y seres humanos, el narcotráfico, la manera de conducir de los italianos, los prejuicios contra los gitanos, la verdadera naturaleza de las revoluciones y tantas cosas más. Por todo eso y mis muchas horas de placer releyendo sus aventuras quiero celebrar que Georges Remi haya tenido la gentileza de dedicar su vida a Tintin y así el periodista de bombachos marrones fuera parte indispensable de mi vida

lunes, 1 de diciembre de 2008

El Marsupilami, tan adorable


Desde hace 4 años se está volviendo a editar las aventuras de Spirou y Fantasio publicadas en los años cincuenta cuando Franquin dibujaba y escribía los guiones. Esta publicación recopilatoria en blanco y negro encierra un gran descubrimiento para el lector no especializado, un extraño animal procedente de la selva de Palombia. Fiel compañero de Spirou y Fantasio desde su descubrimiento en la selva, el Marsupilami es la máxima creación de Franquin. Se trata de un híbrido de leopardo con mono y koala que posee una cola más que larga y combina un gran curiosidad con un pésimo carácter. A lo largo de las distintas historias, este personaje es la clave para el desarrollo de todos los gags y los gags son el arma secreta del autor. El esquema narrativo de las aventuras de Spirou y Fantasio es una historia lineal muy breve con cierta intriga pero llena de muy largos gags que las hacen fascinantes. Nunca se pueden olvidar las correrías del marsupilami con una pistola de momolonta (un gas que ablanda los metales) por el muy frances pueblo de Champiñón. El mal humor del personaje permite conocer nuevos usos para una cola que rellena la totalidad de la viñeta y fácilmente se convierte en puño salvando Spirou de los tragicómicos villanos de la serie. Es mi opinión el marsupilami es quien logra el toque desternillante necesario cuando la trama se afloja. Así un personaje accidental se convierte en alma de una serie hasta el punto que cuando Franquin la deja, conserva los derechos sobre este personaje. La ligereza de los comics de Franquin los hace especialmente gratos a la lectura y sus gags tienen un efecto similar a los guiños de Chaplin, sencillos pero inolvidables. El Marsupilami resulta tan entrañable para el lector porque nos recuerdan tanto a ese hijo o hermano de 1 año que descubre el mundo, hace todo tipo de estropicios y aún así no podemos vivir sin él ni un solo día.