


Siempre he asumido que el comic es un lenguaje universal cuyas claves están en una forma de organizar el pensamiento presente en todos los hombres desde que iniciaron sus primeras andanzas allá en la cueva de Altamira narrando con imágenes su relación con el medio. Sin embargo, llevo tiempo pensando en las características de la sociedad donde se desarrolla el comic permean directamente en este. Este influjo permite crear una obra que es a la vez muy local, pero que por su lenguaje tiene una vocación universal. Así cuando leemos un manga por primera vez, después de adaptarnos al sentido de la lectura y a los elemento visuales característicos, entramos en su mundo, sin requerir mayores explicaciones. Toda una magia de globalización con el perdón de los altermundialistas. A pesar de esto creo que existe un elemento de identificación de una cultura con sus comics , haciéndolos propios y descriptivos de los elementos mas sutiles de esta. Así entendido me doy cuenta porque cuando mi madre me regalo un Mortadelo y Filemon, no entendía cosas que solo he podido comprender cuando me ha tocado vivir en España. Lo de Filemon afeitándose mientras espera un pincho de tortilla en un bar es difícil de comprender para un niño caraqueño. Así , Mortadelo y Filemon son una esencia hispana. Lo mismo ocurría con Condorito, había algo debajo que describía otra materia, que definía la sociedad en que se desarrolla tan estrambótica como en Mortadelo y tan distinta a la vez. Siguendo esta linea sabes que Asterix y Obelix contienen muchos gags alusivos a la cultura francesa y que la revista MAD y las series de superheroes son una fantasía americana (de norte como diría mi profesor de historia). Nada tan argentino como una niña psicoanalizada descrita por un andaluz. Lo curioso de todo es que a pesar de tanta carga cultural el resultado final sigue siendo compresible para todos. Falta saber que pasará en el futuro. Preservará el comic esta formula mágica secreta o de disolverá todo en la homogeneidad. Me lo contaran mis hijos---
1 comentario:
Esa suerte de determinismo geográfico está presente de forma determinante, puedo asegurarlo. El color local impregna a la zaga de superhéroes. Spiderman es netamente neoyorquino, por mencionar solo un caso. Incluso en el episodio de Fantomas que parodió Cortázar existen gags propiamente chauvinistas del gentilicio argentino.
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