
Se cumplen 80 años de la publicación de “Tintin en el país de los soviets” que inicia la saga más paradigmática del comic europeo y define el estilo de la línea clara. Este aniversario me motiva a escribir unas lineas sobre Tintin y Hergé en mi blog. Esta vez no esperen de mi un análisis del comic exponiendo sus virtudes, ni una diatriba revisionista, tan de moda, para calificar a Hergé de reaccionario, eurocentrista y fascista. Sólo les diré que los hechos posteriores de la historia han dado la razón a muchos de los planteamientos vistos en las entregas finales de Hergé. Tampoco me dedicaré a discutir la inclinación sexual de un ser asexuado como Tintin. Por supuesto nunca se me ha ocurrido que Tintin sea gay, pero en su mundo de aventuras, las mujeres serían una distracción innecesaria; si te gustan las aventuras con mujeres tienes al 007. Mi opinión sobre Tintin es mucho más visceral y sólo puedo decir lo que Don Luis Romero contestó una vez cuando se le preguntó por qué le gustaba tanto “Casablanca” y se limitó a decir con su profundo acento andaluz antiguo “Obraaa Maaestraaa”.
Hoy voy a contarles lo que significa Tintin para mi. Tintin fue el primer comic que me enganchó en mi vida y me abrió las puertas a todo lo que he leído posteriormente, por supuesto Hergé fue el dibujante que quise emular durante toda mi infancia. Todavía recuerdo a mi abuelo con su grandes orejas regalándome una navidad cuatro libros de Tintin, todo un tesoro en un país periférico donde la lectura de un tebeo europeo era un esnobismo. Le estoy eternamente agradecido.
Creo que me leí “Tintin en el Tibet”, “La Isla Negra”, “Tintin en el pais del oro negro” y “El Loto Azul” veinte veces cada uno, en el siguiente mes. De más está decir que tuvo buen gusto el abuelo Pancho al escoger porque los cuatro siguen estando entre mis favoritos. Poco a poco por préstamos y más regalos logré leer la colección completa, salvo el primero que solo pude leer a los 20 años. Tintin y sus amigos se convirtieron en protagonistas de mi vida. Así que cuando suena el teléfono por un número equivocado espero siempre que pregunten por la carnicería Sanzot, no puedo pensar en una cantante de opera sin recordar a la estruendosa Bianca Castafiore, los policías me parecen todos unos Hernández y Fernández, todos los vendedores de seguros son unos Serafines Latón y alguna vez he soñado con compartir una bola de güisqui Loch Lomond en un cohete sin gravedad con el capitan Haddock. También me asombré con todo el mundo que me mostró Tintin en sus aventuras, con él oí por primera vez de cosas como el Tibet, la invasión japonesa a la china, el conflicto arabe-israelí, el tráfico de armas y seres humanos, el narcotráfico, la manera de conducir de los italianos, los prejuicios contra los gitanos, la verdadera naturaleza de las revoluciones y tantas cosas más. Por todo eso y mis muchas horas de placer releyendo sus aventuras quiero celebrar que Georges Remi haya tenido la gentileza de dedicar su vida a Tintin y así el periodista de bombachos marrones fuera parte indispensable de mi vida
Hoy voy a contarles lo que significa Tintin para mi. Tintin fue el primer comic que me enganchó en mi vida y me abrió las puertas a todo lo que he leído posteriormente, por supuesto Hergé fue el dibujante que quise emular durante toda mi infancia. Todavía recuerdo a mi abuelo con su grandes orejas regalándome una navidad cuatro libros de Tintin, todo un tesoro en un país periférico donde la lectura de un tebeo europeo era un esnobismo. Le estoy eternamente agradecido.
Creo que me leí “Tintin en el Tibet”, “La Isla Negra”, “Tintin en el pais del oro negro” y “El Loto Azul” veinte veces cada uno, en el siguiente mes. De más está decir que tuvo buen gusto el abuelo Pancho al escoger porque los cuatro siguen estando entre mis favoritos. Poco a poco por préstamos y más regalos logré leer la colección completa, salvo el primero que solo pude leer a los 20 años. Tintin y sus amigos se convirtieron en protagonistas de mi vida. Así que cuando suena el teléfono por un número equivocado espero siempre que pregunten por la carnicería Sanzot, no puedo pensar en una cantante de opera sin recordar a la estruendosa Bianca Castafiore, los policías me parecen todos unos Hernández y Fernández, todos los vendedores de seguros son unos Serafines Latón y alguna vez he soñado con compartir una bola de güisqui Loch Lomond en un cohete sin gravedad con el capitan Haddock. También me asombré con todo el mundo que me mostró Tintin en sus aventuras, con él oí por primera vez de cosas como el Tibet, la invasión japonesa a la china, el conflicto arabe-israelí, el tráfico de armas y seres humanos, el narcotráfico, la manera de conducir de los italianos, los prejuicios contra los gitanos, la verdadera naturaleza de las revoluciones y tantas cosas más. Por todo eso y mis muchas horas de placer releyendo sus aventuras quiero celebrar que Georges Remi haya tenido la gentileza de dedicar su vida a Tintin y así el periodista de bombachos marrones fuera parte indispensable de mi vida