
La extensa producción del Manga Japonés permite, como ocurría con el cine de la época dorada de Hollywood, que respetando ciertos parámetros formales de lenguaje, se publiquen historias realmente excepcionales. Este es el caso de Hadashi no gen publicada por Manga Line bajo el título de Hiroshima. Relato en parte ficción y en parte realidad de un superviviente de la tragedia de Hiroshima, Kieji Nakazawa. Este manga fue publicado en los años setenta y fue uno de los primeros que tuvo éxito en el mercado americano. Es un claro antecedente para el cómic testimonial-reportaje que tanto éxito ha dado a autores americanos con Spiegelman y Sacco.
Hadashi no gen nos relata en el formato manga clásico, con todos sus elementos gráficos característicos, la experiencia de vital de Gen, pies descalzos. Gen es el hijo de un pacifista denostado por sus vecinos en el japón belicista de la segunda guerra que con su familia es atrapado por la bomba americana, superviviendo para ver todos lo horrores que el siglo XX generó. Gen con su optimismo y ansia de vivir nos relata la agonía de las víctimas de la radiación y también su explotación como conejillos de indias. Nada mas atroz que su visión de la primeras víctimas de la Bomba y su exclusión social por el miedo que despertaban en la población no afectada. La lucha fallida de Gen por salvar a su madre y su hermana recién nacida Monoko de los efectos de la bomba y la malnutrición son un melodrama real que solo es comparable con los recursos desarrollados por el neorrealismo italiano.
Gen no solo nos cuenta los momentos inmediatos a la detonación, también nos introduce en facetas mas desconocidas de la Hiroshima de la postguerra como el trafico de alimentos por bandas organizadas y su uso de niños como soldados de guerra sin valor de reposición tan frecuente en otras partes de mundo en la actualidad. Nakasawa no deja, a lo largo de la historia de Gen, resquicio de la infamia humana sin tocar. Desde los políticos fascistas reciclados en el nuevo japón pasando por los abusos de los soldados americanos hasta la marginación social de los lisiados de guerra.
Todo nos es contado en el ámbito formal de un manga dejándonos el alma desolada, pero sin hacernos perder el optimismo como su protagonista siempre dispuesto a cantar una canción y animar a toda su pandilla.
La presentación editorial es excelente y el esfuerzo del traductor es innegable, haciendo a este manga una lectura imprescindible como testimonio de las locuras de la humanidad y extremadamente útil para comprender las consecuencias exactas de lo que veces se lee muy abstractamente como la Guerra.
Hoy en día parece seguro que este libro estaría dedicado al niño Ali.
Hadashi no gen nos relata en el formato manga clásico, con todos sus elementos gráficos característicos, la experiencia de vital de Gen, pies descalzos. Gen es el hijo de un pacifista denostado por sus vecinos en el japón belicista de la segunda guerra que con su familia es atrapado por la bomba americana, superviviendo para ver todos lo horrores que el siglo XX generó. Gen con su optimismo y ansia de vivir nos relata la agonía de las víctimas de la radiación y también su explotación como conejillos de indias. Nada mas atroz que su visión de la primeras víctimas de la Bomba y su exclusión social por el miedo que despertaban en la población no afectada. La lucha fallida de Gen por salvar a su madre y su hermana recién nacida Monoko de los efectos de la bomba y la malnutrición son un melodrama real que solo es comparable con los recursos desarrollados por el neorrealismo italiano.
Gen no solo nos cuenta los momentos inmediatos a la detonación, también nos introduce en facetas mas desconocidas de la Hiroshima de la postguerra como el trafico de alimentos por bandas organizadas y su uso de niños como soldados de guerra sin valor de reposición tan frecuente en otras partes de mundo en la actualidad. Nakasawa no deja, a lo largo de la historia de Gen, resquicio de la infamia humana sin tocar. Desde los políticos fascistas reciclados en el nuevo japón pasando por los abusos de los soldados americanos hasta la marginación social de los lisiados de guerra.
Todo nos es contado en el ámbito formal de un manga dejándonos el alma desolada, pero sin hacernos perder el optimismo como su protagonista siempre dispuesto a cantar una canción y animar a toda su pandilla.
La presentación editorial es excelente y el esfuerzo del traductor es innegable, haciendo a este manga una lectura imprescindible como testimonio de las locuras de la humanidad y extremadamente útil para comprender las consecuencias exactas de lo que veces se lee muy abstractamente como la Guerra.
Hoy en día parece seguro que este libro estaría dedicado al niño Ali.